10 oct 2008

Recuerdo




Es curioso, porque tendemos a ser tan visuales. Dependemos tanto de nuestro sentido de la vista, mucho más que de los otros; y sin analizarlo mucho, uno pensaría que cualquier reconocimiento debe pasar antes por los ojos. Claro que la música, pero no es lo mismo. O, en todo caso, la intuición no lo sospecha, pero la intuición se equivoca muchas veces.
Como sea: me es casi imposible recordar su rostro sin ayuda de fotos. Con esfuerzo reconstruyo una imagen borrosa, identificable pero difusa, y extrañamente fragmentada. Primero los ojos, la nariz. La boca y la línea de la mandíbula que siempre se me borronea hacia el mentón aparecen luego y no se terminan de unir a los demás pedazos. Las orejas, lo más claro, quedan casi flotando sin unidad con el resto. La frente cerca, pero después, no al mismo tiempo.
Eso, la fragmentación no es espacial sino temporal, un puzzle con pequeños desfasajes temporales que no termina de juntarse en el rostro completo. Y es todo lo que puedo hacer sin mirar una foto.
Pero su voz, en cambio, siempre está lista cuando la evoco. Como si fuera un eco de mi propia voz, familiar, viva. Cuando murió, yo llamaba a su celular veinte veces al día para escucharlo en el mensaje del contestador, hasta que lo dimos de baja. Y durante un tiempo las palabras se repetían en mi mente siempre iguales, con las mismas inflexiones, las mismas pausas, un mensaje impersonal desde el pasado sin destinatario definido.
Más tarde pude recuperar su voz, pero recordando frases habituales en él, giros que solía utilizar, su manera de llamarme en la intimidad.
Ahora puedo incluso imaginarlo hablando del presente, de asuntos actuales, dando opiniones y haciendo comentarios, y entonces me doy cuenta cuánto recuerdo de él. Y me emociona advertir que no lo había olvidado, y que basta evocar su voz para sentir fugazmente algo, una corriente de ternura y gratitud por tantos amorosos y difíciles años que compartimos.

3 oct 2008

Aniversario

Oh, de pronto me doy cuenta: hace tres años que comencé este blog. ¿Debería darle importancia al aniversario? ¿Debería descorchar champagne, hacer algo especial, festejarlo?
No, no debería. Nunca le doy mucha importancia a los aniversarios; tiendo a vivir el presente mirando para adelante. Pero me fijé que la columna de la derecha empezaba en octubre de 2005, y ahí encontré el primer post, con fecha del sábado 1°.
Últimamente lo abandoné un poco, pero me sigue gustando tenerlo. Supongo que la escasez de lectores lo hace menos interesante de llevar, porque no hay mucho intercambio. Me encanta cuando encuentro comentarios, y veo que los demás entienden algo diferente de lo que pensé que se entendería. O cuando me descubren algo que yo estaba diciendo, sin saberlo.
También me resulta interesante cuando releo algunos posts al azar, y veo cuántas cosas me pasaron en este tiempo, cómo fue cambiando mi vida, y cómo algunas cosas nunca cambian.
En fin, no da como para festejarlo, pero en todo caso lo celebro.