29 dic 2009

La próxima ola



Una vez más, decido probar lo prohibido. Me acerco despacio, miro bien, pego el salto. En la otra orilla, hay perspectivas de placer, de disfrute, de noches como a mí me gustan. ¿Qué más? ¿Acaso alguna otra cosa es necesaria?

¿Alguna garantía, alguna promesa para romper, alguna confianza a ser traicionada?

Demasiado bien sé que la vida llega en olas. Va pasando el reflujo y voy al encuentro de la próxima, sin salvavidas, como siempre.

Pero ya he aprendido a nadar.

Como empezó, así termina.

Sonaba esto cuando comenzó todo.
Lo cierro así también. Una vuelta completa, otro giro de la espiral.




(Háganse imaginariamente los cambios de sexo que correspondan, que aunque no rimen, valen)
Otro sí digo: disculpen el video cursi, no tuve tiempo de buscar otro más sobrio.

24 dic 2009

A modo de saludo


He pasado un par de horas buscando algo hermoso, profundo y significativo, o bien humorístico e inteligente, para postear a modo de saludo findeañero.

Nada me ha resultado adecuado. Algunas cosas por demasiado solemnes, otras por demasiado extensas, otras por demasiado trilladas.

Cuando ya estaba a un tris de decidir ¡Ma sí, para eso, no posteo nada! , ocurrió este curioso hecho:

Una libélula entró a casa por alguna de las muchas ventanas abiertas.

Recorrió el espacio interior, y quiso salir.

Desde hace más de una hora, intenta infructuosamente hacerlo golpeándose la cabeza una y otra vez contra el vidrio de la única ventana cerrada.

Como saben, yo creo en las coincidencias, esas que Jung llamó sincronicidades. Me inclino fuertemente a pensar que este asunto de la libélula encierra alguna enseñanza, o metáfora, o mensaje, que ustedes sabrán interpretar.

Pero por si no fuera así, he decidido citar a J. L. Borges, que como bien sabemos, es muy útil para salvar cualquier texto de la mediocridad:

“Nuestra cobardía y nuestra pereza tienen la culpa de que el mañana y el ayer sean iguales.”

Es mi deseo que todos seamos capaces de hacernos un mañana distinto, y mejor.