8 oct 2005

Ocupante ilegítimo

Muchas cosas no son lo que parecen. Andamos por la vida portando fachadas, máscaras. Nos construimos un personaje que pensamos que nos sirve, con el que creemos que estaremos más a salvo... de algo, ni siquiera sabemos bien de qué. Y con el tiempo terminamos esclavos del personaje, poseídos por él, le enajenamos nuestra libertad y nuestra identidad se diluye en apariencias.
Después, cuando alguna vez con suerte nos damos cuenta de lo que pasa, y si decidimos tener el coraje de recuperarnos para nosotros mismos, descubrimos el precio que estuvimos pagando.
El personaje nos cobra por ocuparnos. Y se resiste tenazmente a ser desalojado.
Pero se puede.