18 oct 2005

Sin sueño

Permanezco insomne, disfrutando la noche. No debería, mañana hay que trabajar.
El silencio me rodea como un abrazo, la quietud se palpa, los minutos se demoran como una caricia con ganas...
¿Por qué este tiempo robado es tan bueno, tan mío, tan valioso? Qué importa; mañana me levantaré como siempre, tomaré café para despertarme, seguiré tomando café todo el día, y cuando se acerquen las 8 de la noche, estaré repentinamente lúcida, lista para volver a disfrutar de esto, sin culpa y sin arrepentimiento, reincidiendo en el delito de robarle horas a la muerte.
Que “no hay otro tiempo que el que nos ha tocado”.