A modo de saludo

He pasado un par de horas buscando algo hermoso, profundo y significativo, o bien humorístico e inteligente, para postear a modo de saludo findeañero.
Nada me ha resultado adecuado. Algunas cosas por demasiado solemnes, otras por demasiado extensas, otras por demasiado trilladas.
Cuando ya estaba a un tris de decidir ¡Ma sí, para eso, no posteo nada! , ocurrió este curioso hecho:
Una libélula entró a casa por alguna de las muchas ventanas abiertas.
Recorrió el espacio interior, y quiso salir.
Desde hace más de una hora, intenta infructuosamente hacerlo golpeándose la cabeza una y otra vez contra el vidrio de la única ventana cerrada.
Como saben, yo creo en las coincidencias, esas que Jung llamó sincronicidades. Me inclino fuertemente a pensar que este asunto de la libélula encierra alguna enseñanza, o metáfora, o mensaje, que ustedes sabrán interpretar.
Pero por si no fuera así, he decidido citar a J. L. Borges, que como bien sabemos, es muy útil para salvar cualquier texto de la mediocridad:
“Nuestra cobardía y nuestra pereza tienen la culpa de que el mañana y el ayer sean iguales.”
Es mi deseo que todos seamos capaces de hacernos un mañana distinto, y mejor.
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