4 oct 2009

Cuarto aniversario




Hace cuatro años que lo empecé, y aunque los dos últimos lo he atendido poco, lo sigo queriendo. Muchas veces me pregunté si no era más lógico cerrarlo, pero después pensé que si lo hacía, abriría otro muy pronto. Y no estaría mal, pero hay que ocuparse: elegir un template, desarrollarlo a gusto de uno, darle una estética propia… en fin, cosas que llevan tiempo.

Y por otra parte, éste me sigue gustando. El negro se usaba más cuando lo empecé, es cierto, pero sigue pareciéndome atractiva esa cosa como sin fondo que da el negro: no hay un límite, se desdibujan los bordes, y no da sensación de cosa escrita en papel, sino de textos e imágenes que flotan en la negrura electrónica.

El texto de Anaïs Nin que lo encabeza sigue describiéndome como si ella se hubiera referido a mí al escribirlo. El título tiene más sentido ahora, aunque siga inclinándome siempre hacia los bordes.

Y el tono general del blog también sigue siendo el que elijo. Nunca quise que fuera literario, ni tampoco periodístico. Ni simplemente catártico, desde luego. Es como yo soy: ecléctico, no preocupado por la etiqueta, coherente consigo mismo.

Finalmente, hay una historia acá. Cuatro años es mucho tiempo, y es increíble la cantidad de cosas que hice, que me pasaron, que cambiaron y que no en este tiempo. Lo que aparece acá es un reflejo apenas de algunas cosas elegidas, pero es una historia. Y ha devenido, de algún modo, en parte de mí. Como un apéndice inesperado pero agradable, amistoso y cómodo.

También lo quiero porque a partir de él y de otros blogs vecinos se produjeron encuentros estupendos y nacieron amistades. No es poco.

Así que sigue. Sin prometer nada, simplemente siendo, como hasta ahora. Y con una guirnalda para celebrarlo.