15 nov 2005

Oráculo

Ninguna premonición se lo avisó, pero una vez ocurrido, pareció que había sido siempre inevitable, que no cabía sino esperarlo. Hubo malos tiempos, luego buenos tiempos... Se sabe, los ciclos se cumplen y éste terminaría también. Pero nada permitía prever tanto éxito. Ni siquiera se había atrevido a esperar un tímido resultado; un poco antes no sabía ni por dónde empezar. Se preguntaba simplemente cómo lograría acercarse apenas a su objetivo, andaba a tientas, buscaba donde no había.
Pero en el I Ching decía: no importa cuánto tiempo esperes, si esperas los venados en donde no están, nunca cazarás venados.
Y fue adonde ellos estaban, y esperó, y vinieron, y fue buena la caza.