5 feb 2006

Anorexia

He descubierto que sí hay emociones que me quitan el hambre, aparte de la angustia.
¿Alguna vez les pasó que se imaginaron una situación, le pusieron una frase, siguieron con la respuesta, y así desarrollaron todo un diálogo en el que depositaron muchas expectativas, una de esas conversaciones reveladoras y fuertes que definen y marcan una relación? ¿Vieron que uno se hace la película, pero después nada es como lo imaginó? ¿Que la situación no se da nunca, o el otro no sintoniza siquiera la onda que una tiene, o sus respuestas no son ni parecidas a la que imaginamos y la conversación entera se convierte en otra cosa, a veces simplemente en un diálogo intrascendente, otras en un pantano del que nadie sale indemne, menos que menos la relación?
Bueno, no pasó nada de eso. Él también había estudiado el guión. El diálogo fue perfecto, tan perfecto que cuando llegué a casa me puse a escribirlo para no olvidarme de nada, para poder leer entre líneas y llenar los puntos suspensivos, para poder creerlo después y no suponer que fue una alucinación.
Nada, eso.

No tuve hambre.