15 ago 2006

Placeres



Si adicción al exceso,
si desmesura,
si extrema devoción por lo magnífico,
si rechazo
por lo que acota y lima las aristas...
Se sabe que el infierno es el castigo
para los adeptos de tan paganos vicios.

No importa, no importa,
no merece la amenaza
ninguna capitulación,
ninguna entrega.
En el fondo,
en el frente,
en todas partes,
en todo momento
y en cada circunstancia
se vive así,
pidiendo siempre mucho,
exigiendo la porción más grande,
no dejando ni las migas.

Y se paga
el precio que se pida
el que haya que pagar, no importa cuánto:
siempre será menor
que el más pequeño
de los placeres degustados.
Al final, lo único que queda
es lo que pasó y fue
y nos hizo.

Al final,
la resaca de la vida

es la única prueba de la fiesta.