19 may 2007

Viajera

Tiene su encanto esto de estar enamorada, sin dudas. Pero había también mucho de placer en la autosuficiencia de la mujer sola que se bastaba para todo: escribía, cogía, trabajaba, no necesitaba un llamado ni un mensaje en el celular para sentirme en paz. Algo de eso tiene que volver a mí, necesito esa calma de quien no necesita a un otro, porque necesitar a otro es estar condenado a la perpetua necesidad: el otro nunca nos colma. Y aunque amar es bello y trágico, aunque amar hace que el desierto parezca más amable, nunca dejamos de atravesar el desierto. Sólo le agregamos el espejismo necesario para renovar fuerzas, y de vez en cuando, muy de vez en cuando, el espejismo es tan intenso que casi nos sacia la sed y el hambre, casi nos alcanza para hacernos más fácil la travesía.