4 mar 2008

Introspección


Siempre hubo en mí, al menos, dos mujeres: una mujer desesperada y perpleja que siente que se está ahogando y otra que salta a la acción, como si fuera un escenario, disimulando sus verdaderas emociones porque ellas son la debilidad, la impotencia, la desesperación y presenta al mundo sólo una sonrisa,
ímpetu, curiosidad, entusiasmo, interés.

No sé cómo haría para entenderme a mí misma, a veces, si no fuera por Anaïs Nin.