9 mar 2010

San Juan y yo



Hace tiempo que descubrí que no hacemos realmente a los viajes: los viajes nos hacen a nosotros.
Ciertos viajes, claro.
Porque uno se instala en un lugar, no sólo físico, sino también interior, y tiende a quedarse. Se acomoda, se relaja, y luego de un tiempo deja de hacerse preguntas. Ya ni siquiera sabe muy bien si realmente está cómodo, si eso es lo que quiere, si no le falta nada.

Pero un buen viaje sacude el polvo.

Genera incomodidades, pero también nuevas sensaciones, y nos reconecta con cosas que habíamos dejado de percibir, o descubre cosas que teníamos tapadas.

San Juan y yo nos parecemos.