26 nov 2005

Viaje

No hay nada que hacer. Tengo que aceptar que estás acá, conmigo, aunque no estés. Que no importa cuánto piense en otros, no importa que esté con otros, estás acá. Te hacés presente sin pedir permiso, imponés tu ser sin que yo realmente quiera ni pueda hacer nada para evitarlo. Me acompañás, y hacés que te piense junto a mí, cálido, fuerte, amante. Me creás vacíos que no puedo llenar, que se acumulan a la espera de tu regreso, y tengo que contar los días que restan para eso, y cada noche pensar: “falta un día menos...”
Tan inesperado, y tan bueno, y tan dulce, y tan peligroso como eso.