13 may 2006

Ojos bien abiertos

Pensaba que sólo él veía bien, que veía más lejos. No se dio cuenta que sus ojos no eran iguales, que nunca verían las mismas cosas. Que no podía realmente ver por sus ojos.
Juntos tanto tiempo, renunció a tanto por ir detrás de sus visiones, enajenó proyectos por hacer posibles los suyos, trató de ser feliz con apenas retazos de sí misma y se dejó estar años parada al costado del camino, viendo la vida de otros pasar, congelada en la inmediatez y sin soñar.
Quién sabe si hubiera sabido cambiar si acaso él estuviera todavía... Pero no está, y su ausencia obligó a tomar medidas.
Ahora son otros tiempos, nuevos tiempos, tiempos de felicidad recién recibida. Tiempos de estrenar proyectos, de empezar de nuevo, de entrar por fin en la corriente de la vida. Tiempos de acertar y equivocarse, de correr riesgos y cosechar para volver a sembrar.
Asusta un poco darse cuenta que nunca tuvo tal sensación de plenitud, de fuerza, de poder, de energía. Asusta pensar que se puede querer a alguien hasta el punto de anularse, de ser su sombra. Hasta ser una sombra.
Tal vez eso explique en parte ciertas elecciones actuales, ciertas decisiones, ciertas inesperadas afinidades.
Quién sabe...

Ella camina sola ahora, y lo bien que hace.