11 dic 2005

Tus celos

Decís que no importa, que no debo molestarme por tus celos... Que al fin y al cabo, sentís lo que sentís, sin poder evitarlo, y que entender muy bien todo lo que yo te digo no cambia nada. Siguen estando ahí.
¿Cómo explicarte que nunca, nunca me había pasado? ¿Que jamás, en media vida, alguien tuvo celos por mí, y yo no los tuve por nadie? ¿Que amo tan, pero tan lejos de la posesión que los celos me resultan casi inconcebibles?
Ah, y sin embargo no sería completamente sincera, no diría toda la verdad, no todo el discurso sería cierto.
Tal vez debería dejarme querer, posesivamente incluso, con la certeza de que los tiempos corren, los plazos se cumplen y todo pronto llegará a su fin.
¿Pero quién me garantiza que no voy a sufrir, si permito eso? ¿Cómo me aseguro de no estar de ese lado yo misma, mañana o pasado?
Nadie me lo garantiza, y por eso tengo que permitirlo. A nadie se le debe impedir sentir lo que siente, ni decirlo, ni olvidarlo, ni cambiar. Para eso estamos vivos, y así es como vale la pena.