El día

Un día descubro mentiras viejas, sinsentidos acomodados, pálidas señales de vidas pasadas, trapos viejos al sol, sombras desteñidas, fantasmas.

Un día, camino entre residuos dispersos, observo, olfateo delicadamente, no toco nada.

Un día, paso entre trozos desconocidos, paredes sin sostén, marcas ignoradas.

Un día, dejo que las huellas del pasado se borroneen sin cuidado, se desdibujen, se conviertan casi en ajenas.

Un día lanzo palabras al aire, río, lloro, corro, juego.

Un día, soy otra, y el tiempo parece otro, y las cosas surgen diferentes.

Un día, dejo que llegue el sentido, acepto el riesgo, cambio el paso.

Hoy te amo.

Sin duda

Y esa certeza rara, salida de no se sabe qué recóndita e inconsciente fibra, esa certeza que brotó hace tiempo ya de un golpe de palabras dichas sin pensar; esa certeza casi ardiente, que más nos quema que lo que nos entibia...
Esa certeza dura, consistente, brillante. Esa certeza sólida e irrebatible.
Esa certeza se encontró hoy con la duda, y la duda formuló la pregunta, y la respuesta iluminó la certeza y le dio un nuevo color.

No hay nada, nada mejor que sabernos libres. Toda felicidad, toda plenitud, depende de eso.

Primero

Nada he escrito para vos,
todo he callado.
Para vos,
amante, lobo solitario,
he dispuesto el silencio.
Hasta que te has vuelto
luz y sombra,
hasta que he perdido la cuenta
de las mañanas
que nos vieron juntos.
Y ahora
que me he acostumbrado
a tus ojos moros y tus labios;
ahora que tu cuerpo y el mío
se conocen tan bien
sin dejar de explorarse;
ahora que descifro
tus claves y tus intenciones;
ahora que te espero
como hace mucho tiempo
que no he esperado a nadie...
Ahora escribo,
doy testimonio,
pregunto:
¿Cuánto habrá en esto
de roca,
cuánto de perfume?
¿Será madera para mesa
o para leña?
¿Navegará por igual
las tormentas y las calmas
o naufragará en un mar de aceite?
¿Será final o principio?
¿Borrará alguna vez
las marcas del fuego
que ardió antes por otro
y no se apaga?