29 nov 2005

Peligroso deseo

¿Será cierto que preferís salarte las heridas con la sal de la verdad, antes que dejar que se te escurran las certezas?
Podemos ser perfectos amantes, nada más. ¿Qué otra cosa podemos prometernos, qué otro cielo podríamos alcanzar? Aunque cerráramos los ojos y negáramos lo evidente, aunque fuéramos sordos a nuestras propias voces interiores, no hay para nosotros más futuro posible que el de la pasión satisfecha y lentamente olvidada.
Pero el olvido es el destino de toda pasión, no podríamos pedir más, ni desear más, ni obtener más. Aunque quisiéramos que durara para siempre, para siempre es demasiado en todos los casos. Nunca alcanza para tanto. Ya lo entendí, ya lo viví, ya pagué mis años de tributo a la negación de esa simple verdad. Y en cambio, decir que una pasión quede satisfecha antes de agonizar, es decir mucho.
Ahora quiero saber cómo nos vamos a permitir vivir la nuestra. Cómo vamos a elegir darle la oportunidad del esplendor, la gloria de la plenitud, cómo vamos a hacer para que se apague con dignidad y belleza.
Ahora quiero tenerte cerca, estar juntos, permitirnos todo, comenzar a crear el final, porque no es cierto que así no se pueda gozar del principio. Cada final se construye de los momentos vividos, y en proporción a ellos alcanza su belleza.
Y aun así, decís que preferís saber toda la verdad...

26 nov 2005

Viaje

No hay nada que hacer. Tengo que aceptar que estás acá, conmigo, aunque no estés. Que no importa cuánto piense en otros, no importa que esté con otros, estás acá. Te hacés presente sin pedir permiso, imponés tu ser sin que yo realmente quiera ni pueda hacer nada para evitarlo. Me acompañás, y hacés que te piense junto a mí, cálido, fuerte, amante. Me creás vacíos que no puedo llenar, que se acumulan a la espera de tu regreso, y tengo que contar los días que restan para eso, y cada noche pensar: “falta un día menos...”
Tan inesperado, y tan bueno, y tan dulce, y tan peligroso como eso.

19 nov 2005

Plaga

No hay forma, me parece, de que esto termine bien para nosotros, como especie. Es más, creo que somos un error de la naturaleza, una falla, uno de esos callejones sin salida de la evolución que terminan extinguidos, agotados en sí mismos, aplastados por el peso de sus propias contradicciones.
Claro que tenemos una soberbia digna de mejores resultados, y una visión antropocéntrica de todo que nos hace creernos el escalón más alto de la evolución y otras incoherencias por el estilo. ¡Hay científicos que están sorprendidos porque el cerebro humano aún evoluciona! ¡Otros creen haber encontrado indicios de que la inteligencia no es patrimonio exclusivo de nuestra especie!
Pero sin caer tan bajo, dejando de lado esas ilusiones megalómanas, y pensando un poco: en escala geológica, el tiempo de existencia de la especie humana ha sido brevísimo, insignificante. Y el tiempo de existencia de la cultura, de las civilizaciones, ínfimo.
En tan poco tiempo, superpoblamos el planeta y nos convertimos en la especie dominante, extinguimos por caza indiscriminada o pura torpeza (y no por necesitarlos como alimento), a varias especies animales, desequilibramos el clima, arruinamos mares, convertimos ríos en indescriptibles cauces de mierda, nos asesinamos entre nosotros de a millones por la fuerza de las armas, del hambre, de la arbitraria voluntad de algunos prevaleciendo sobre la debilidad relativa de otros, hicimos desiertos de las más maravillosas e impenetrables selvas, casi agotamos recursos fósiles que nunca jamás se recuperarán por muchos millones de años que pasen, avasallamos pueblos, borramos del mapa ciudades, condenamos al olvido culturas completas como algo sin valor, destruimos, ensuciamos, quemamos, perdimos...
No creo que pueda balancearse todo eso con el exquisito esfuerzo individual de los que cuidaron, crearon, construyeron, protegieron, embellecieron, salvaron.
Como especie, somos muy dañinos, peligrosos, vanos. Nuestro potencial destructivo es incomparable.
¿Alguien cree que la naturaleza, que viene manejando esto tan bien desde hace miles de millones de años, probando y descartando sin plan y sin objetivo, dejando que desaparezcan una tras otra cada una de sus criaturas, nos reserva alguna suerte diferente?
¿Alguien piensa que existe algún indicio válido de que estemos más allá del cumplimiento de la norma?
¿Que nos hemos salvado, porque pensamos? ¿Que nos libraremos, porque escribimos? ¿Que no nos pasará, porque hablamos? ¿Que para nosotros no es, porque somos habilis, erectus, sapiens?
Qué graciosa trampa nos hemos creado, en la que caemos de pura soberbia ciega, y aún como necios que somos seguimos negando la caída...

15 nov 2005

Oráculo

Ninguna premonición se lo avisó, pero una vez ocurrido, pareció que había sido siempre inevitable, que no cabía sino esperarlo. Hubo malos tiempos, luego buenos tiempos... Se sabe, los ciclos se cumplen y éste terminaría también. Pero nada permitía prever tanto éxito. Ni siquiera se había atrevido a esperar un tímido resultado; un poco antes no sabía ni por dónde empezar. Se preguntaba simplemente cómo lograría acercarse apenas a su objetivo, andaba a tientas, buscaba donde no había.
Pero en el I Ching decía: no importa cuánto tiempo esperes, si esperas los venados en donde no están, nunca cazarás venados.
Y fue adonde ellos estaban, y esperó, y vinieron, y fue buena la caza.

11 nov 2005

Improbabilidad

Era inimaginable, de tan improbable. Que el mundo de él, estructurado, pautado, rígido hasta la exasperación, tuviera alguna grieta bastante grande como para dejarla entrar a ella. O como para salir a encontrarla.
Era absurdo, de tan improbable. Que el mundo de ella, plástico, flexible, contradictorio, rebelde, aceptara esa dureza que repentinamente se le acercó poniendo límites perfectos donde ella sólo proponía difusas zonas desdibujadas por las palabras ambiguas.
Era fantástico, de tan improbable. Que la habilidad de ella fuera derrotada en su propio terreno y que él encontrara tan fácilmente las palabras justas para desnudar falacias y neutralizar evasivas.
Era increíble, de tan improbable. Que sus manos de empuñar armas y sus manos de escribir encontraran en sus cuerpos el sitio perfecto donde deslizarse y reposar.
Era sorprendente, de tan improbable. Que ni años, ni historias, ni ideas, ni prejuicios, fueran suficientes para impedirles encenderse así.
Era impensable, de tan improbable. Que ellos se conocieran, que ellos se gustaran, que ellos terminaran juntos amándose así, con esa pasión y tanto deseo, tan bien, tan maravillosamente bien.

10 nov 2005

Decisión

Recuerdo, sí, lo bueno que era
cuando estábamos juntos y la vida por delante.
No elegiste irte, pero elegí quedarme
y andar un camino nuevo con los mismos pies.
Otras voces, otros cuerpos
llegan a mí y me acompañan
en la alegría y el placer,
y ocupan sus propios espacios
allí donde la nada ganó el tuyo.
Una vez más
tomo la feroz decisión de vivir
como ya lo hice en la primera vida,
pero aun mejor:
me propongo ser feliz,
no renunciar a nada,
no temer,
no llorar,
no usar salvavidas.

5 nov 2005

Semana completa

Esta semana fue especial. Hubo un aniversario, que supo ser significativo cuando él estaba, pero que ahora marca solamente la distancia con un pasado. Hubo una primera vez, que fue tan buena como merecía serlo. Hubo expectativas, encuentros, experiencias compartidas, buenos momentos.
Hubo una indiscutible sensación de comienzo, de fin de transición, de nuevo camino ya iniciado. Y hubo un bienestar, una seguridad recién estrenada pero en realidad incubada hace tiempo, un placer renovado y magnífico, una cómoda percepción de estar haciendo lo que realmente deseo, aunque eso sea transgresor y signifique, una vez más, la confirmación de que no encajo en el molde. Y que, no importa cuánta presión haya, ya no me importará no pasar por el tubo.
Hubo riesgos que valió la pena correr, amigas en emergencia oportunamente rescatadas, buenas noticias, una red de soporte que demostró estar tensada y a punto, un montón de afecto circulando.
Hubo buen sexo, buen vino, buena charla.
Escribir, escribí poco...