24 oct 2010
24 jul 2010
Certeza
Es definitivo: has labrado tu trono.
Sin culpa, y sin esperanza; como debe ser.
27 jun 2010
Practicando
Sin embargo, se ve que era poca, porque no se llevó lo suficiente.
Hubiera hecho falta un aluvión, una gigantesca duna desmoronada para arrastrar todo lo que quería olvidar.
Aún persisten recuerdos, a fuerza de potencia, de profundidad, de pura belleza y perfección. Aislados como árboles que sobrevivieron a la inundación y quedaron en pie en medio de las ruinas, en el desierto de limo y escombros, encarnando la esperanza de un reverdecer que al fin y al cabo eventualmente llegue…
Hacer duelos es como hacer bizcochuelos: con la práctica, salen mejor, pero no es posible saltear pasos ni acortar los tiempos.
12 jun 2010
In diminuendo
10 abr 2010
Break point
¿Qué pasaría si…?
Mamá hubiera querido que esa chapa brillara, que me hiciera ilustre y famosa. No atinó a decir respetada. Porque lo que importa en esto es ser respetada, mamá. La fama es para las modelos, los jugadores de fútbol, los que necesitan de la aprobación ajena para creer que son.
Ahora solamente soy una impostora con derecho de usar la chapa, sin vocación ni ganas.
Culpa, tampoco.
El día de descolgarla se acerca. Será un alivio. Quedará abandonada en el fondo de un cajón, juntando polvo de olvido, hasta que algún otro la tire cuando yo ya no esté.
¿Cuántas veces se puede recomenzar? ¿Y renacer?
No sé, pero esto ha durado demasiado.
4 abr 2010
Nueve años
Acaso un fragmento… un tibio fragmento perdido, sin dueño, sin origen. Una gota roja y anónima. Un vuelo. Un trino en la tarde. Un cielo gris. Una hoja quieta.
Un silencio mínimo y misterioso.
La melancolía de las horas vacías. El recuerdo: la mano, la piel, la voz. El alma buena.
Un fruto negro y amargo. La sal que cura. La sal de las heridas.
Y él abajo, siempre, polvo al polvo, raíz, semilla.
Él cansado, ido, sin paz, derrotado.
El terrón deshecho, la ceniza fría, la sombra del olivo.
Ninguna esperanza, ningún anhelo. Lo que terminó, y lo que nunca se termina, lo que quedó en pie, lo que van derribando los vientos y los días.
La ruina que el tiempo perdona.
Un lugar en el mundo, ese lugar, para siempre.
26 mar 2010
9 mar 2010
San Juan y yo
13 ene 2010
Desafío
…y, porque algo hay que sacar en limpio de tanta vida que uno va gastando, ¿no?
Digo, para no repetirse tanto, que al final aburre y quita ganas.
Entonces:
- Las relaciones estables monogámicas prolongadas tienden a convertirme en señora estable y monogámica, status cultural que no se aviene con mi proclividad biológica y me genera múltiples conflictos no siempre obvios, pero que resultan en depresiones recurrentes.
- La falta de un adecuado y suficiente bienestar sexual altera mi equilibrio emocional y me pone autodestructiva, ansiosa, melancólica y descontrolada.
- Hay que encontrar la forma de continuar siendo inadaptada pero satisfecha.
¡JA!
Eso es un desafío.
10 ene 2010
Mandatos
Lo que hablábamos esta noche con A. lo ha investigado bien Helen Fisher.
A. se preguntaba si no había sido demasiado jodida, demasiado pretenciosa o rebuscada por haber estado tan a la defensiva con un tipo que la había invitado a su casa, había cocinado para ella y había sido en todo momento educado y cortés… aunque el pequeño detalle de que es alcohólico y estaba chupado le hizo olvidar que tenía que bañarse y vestirse prolijo antes de recibirla, y después olvidó también servirle la entrada y el postre que él mismo había preparado.
Le preocupa que las mujeres a veces somos gatafloras, que nada nos viene bien, que nada nos conforma. Piensa si no damos demasiadas vueltas, quizás.
Pero la biología nos determina para que seamos así.
No es que tengamos una enfermedad, una desviación: así es exactamente como la evolución nos ha hecho, así es como hemos sobrevivido y hecho sobrevivir a la especie a lo largo de millones de años.
Siendo precavidas, prestando atención a los detalles, observando el entorno con mirada penetrante y dando valor a las señales que nos manda, estando atentas a los peligros, desconfiando de los extraños, tomándonos tiempo antes de salir del refugio.
Mientras los varones salían a cazar búfalos, un juego algo riesgoso pero entretenido que los mantenía alejados de la cueva durante días o semanas, las mujeres se quedaban manteniendo encendido el fuego, cuidando la prole, dándole de comer y beber, y protegiéndola de los predadores. Tenían que ser observadoras, cuidadosas y desconfiadas, además de colaborar unas con otras y estar atentas a mil cosas.
Así que los hombres salen a cazar, y mientras tanto aprovechan y se cogen a cualquier hembra que se les cruce, porque tienen ganas y porque pueden. Para eso vienen provistos de cantidades ilimitadas de espermatozoides, y el mandato biológico de reproducirse desparramando sus genes por doquier, cuanto más mejor, y no importa dónde.
Las mujeres vienen con una dotación limitada de óvulos, ponen el cuerpo para parir sus hijos, y luego dedican años de sus vidas a cuidar, proteger y criar la prole. Saben que para lograrlo van a necesitar un hombre que las proteja, que sea un buen proveedor de búfalos, que mate tigres y otras amenazas, y que no se pierda en el camino de regreso cada vez que salga a cazar. O sea, que sea eficiente, responsable y comprometido.
Era así hace 200 000 años, y así sigue siendo ahora.
Esto es lo que ha modelado la evolución. Cinco mil años de cultura no han empezado ni a erosionar la fuerza de estos mandatos biológicos. Sólo los han disfrazado.
Entonces parece que si tomamos precauciones y observamos con cuidado y no nos lanzamos a tontas y locas cuando un hombre quiere jugar, somos absurdas.
Pero no: los genes nos piden que cuidemos los óvulos, que no pongamos en riesgo la reproducción de la especie si no tenemos un varón que se haga cargo de su prole, y ahí estamos midiendo detalles y ponderando conductas.
Cualquier error, lo pagamos caro. No somos fuertes, no podemos frenar a un atacante de una trompada y el más débil de los hombres tiene más fuerza que cualquiera de nosotras. ¿Cómo podríamos confiar en cualquiera, cómo no tomar precauciones y observar a todo hombre que se nos acerque para conocer sus intenciones y estar seguras que no quiere causarnos daño?
Lo que no tiene sentido en el marco de la cultura, lo posee plenamente en el de la evolución.
Será cuestión de pensarlo desde este enfoque, para no pasarnos de rosca y actuar con cada hombre como si estuviéramos en la caverna (porque al fin y al cabo, ya no siempre necesitamos que cuiden nuestros hijos y ni siquiera, afortunadamente, que nos traigan el búfalo para comer).
Pero todavía son más fuertes que nosotras, y ahora pueden además dejarnos heridas en el alma, desnudas y a la intemperie con el corazón roto. Más vale que sigamos teniendo precauciones.
29 dic 2009
La próxima ola
Una vez más, decido probar lo prohibido. Me acerco despacio, miro bien, pego el salto. En la otra orilla, hay perspectivas de placer, de disfrute, de noches como a mí me gustan. ¿Qué más? ¿Acaso alguna otra cosa es necesaria?
¿Alguna garantía, alguna promesa para romper, alguna confianza a ser traicionada?
Demasiado bien sé que la vida llega en olas. Va pasando el reflujo y voy al encuentro de la próxima, sin salvavidas, como siempre.
Pero ya he aprendido a nadar.
Como empezó, así termina.
Lo cierro así también. Una vuelta completa, otro giro de la espiral.
(Háganse imaginariamente los cambios de sexo que correspondan, que aunque no rimen, valen)
Otro sí digo: disculpen el video cursi, no tuve tiempo de buscar otro más sobrio.
24 dic 2009
A modo de saludo
He pasado un par de horas buscando algo hermoso, profundo y significativo, o bien humorístico e inteligente, para postear a modo de saludo findeañero.
Nada me ha resultado adecuado. Algunas cosas por demasiado solemnes, otras por demasiado extensas, otras por demasiado trilladas.
Cuando ya estaba a un tris de decidir ¡Ma sí, para eso, no posteo nada! , ocurrió este curioso hecho:
Una libélula entró a casa por alguna de las muchas ventanas abiertas.
Recorrió el espacio interior, y quiso salir.
Desde hace más de una hora, intenta infructuosamente hacerlo golpeándose la cabeza una y otra vez contra el vidrio de la única ventana cerrada.
Como saben, yo creo en las coincidencias, esas que Jung llamó sincronicidades. Me inclino fuertemente a pensar que este asunto de la libélula encierra alguna enseñanza, o metáfora, o mensaje, que ustedes sabrán interpretar.
Pero por si no fuera así, he decidido citar a J. L. Borges, que como bien sabemos, es muy útil para salvar cualquier texto de la mediocridad:
“Nuestra cobardía y nuestra pereza tienen la culpa de que el mañana y el ayer sean iguales.”
Es mi deseo que todos seamos capaces de hacernos un mañana distinto, y mejor.
17 nov 2009
Tristeza
Una lluvia que lava la alegría, un golpe de dolor y soledad no deseada, un fracaso insidioso y pálido.
Un marchito, desmayado intento.
Un ya no, un fue, un no se pudo, un no quiso.
Como un humo de leña verde, que hace llorar y atasca las palabras. Algo así, acre, no en su punto, fallido.
Un invierno a destiempo y sin abrigo.
Qué tristeza.
7 nov 2009
31 oct 2009
El viaje que no hicimos
Escucho la lluvia sobre el techo de chapa. Todo el día lloviendo. Un buen sonido, un sonido amable. Combina bien con el gris, con lo mojado, y se presta a lágrimas y recuerdos.
Recuerdo, entonces, el viaje que hicimos juntos a la selva, para ver los Saltos del Moconá. El río Uruguay estaba crecido, y no había saltos. El agua emparejaba la altura a ambos lados, y todo era un gran río gris y turbulento. Pero conocimos la selva, caminamos la selva, anduvimos por los caminos rojos y supimos lo que era abrirse paso a machetazos por donde nadie había pasado nunca… o quizás, por donde siempre habían pasado otros, pero la selva se cerraba por detrás, la selva no guarda espacios vacíos.
Nunca lamenté realmente no haber podido ver los Saltos. Fue una anécdota más de un viaje estupendo, que terminamos tomándonos una botella de champagne que nos regalaron en el viaje de regreso. Un buen broche.
Ahí supe que nunca serías un gran compañero de viaje. Que para vos se trataba de una cuestión metódica, casi de un deber: puesto que se hace un viaje, se invierte en él tiempo, dinero, esfuerzo, hay que aprovecharlo.
Para mí, la palabra aprovechar está impregnada de un sentimiento mezquino. Como en las revistas berreta de decoración, que todo el tiempo te están queriendo enseñar cómo aprovechar el espacio… o sea, cómo ocuparlo en vez de disfrutarlo. Aprovechar un viaje es lo mismo: algo que se hace cuando no se sabe disfrutarlo.
Hubo otros viajes después. Hasta que no hubo más, hasta que nos perdimos uno al otro, hasta que te perdí o me perdiste, hasta que no nos quedó destino o hasta que los caminos se separaron y cada uno siguió por el suyo, hasta que viajar no fue posible porque había demasiado equipaje.
Y sin embargo, si hubieras querido, yo te hubiera podido enseñar cómo se hace para disfrutar el viaje.
12 oct 2009
Amor incondicional
Todos deberíamos recibir amor incondicional. No basta con el de nuestras madres: alguien más, por lo menos un ser más en el mundo, debería poder amarnos incondicionalmente.
Alguien debería existir que nos hiciera sentir que nuestras debilidades pueden redimirse, que nuestros errores pueden olvidarse, que nuestras fallas pueden perdonarse.
Alguien debería haber que nos ame perfectos aunque nos sepa limitados, que nos crea bellos aunque nos vea las fisuras, que nos ponga por encima de todo aunque hayamos salido del montón.
Alguien debería haber que nos mirara a los ojos y nos dejara ver solamente amor hasta el fondo de los suyos.
Por suerte existen los perros.
4 oct 2009
Cuarto aniversario
Hace cuatro años que lo empecé, y aunque los dos últimos lo he atendido poco, lo sigo queriendo. Muchas veces me pregunté si no era más lógico cerrarlo, pero después pensé que si lo hacía, abriría otro muy pronto. Y no estaría mal, pero hay que ocuparse: elegir un template, desarrollarlo a gusto de uno, darle una estética propia… en fin, cosas que llevan tiempo.
Y por otra parte, éste me sigue gustando. El negro se usaba más cuando lo empecé, es cierto, pero sigue pareciéndome atractiva esa cosa como sin fondo que da el negro: no hay un límite, se desdibujan los bordes, y no da sensación de cosa escrita en papel, sino de textos e imágenes que flotan en la negrura electrónica.
El texto de Anaïs Nin que lo encabeza sigue describiéndome como si ella se hubiera referido a mí al escribirlo. El título tiene más sentido ahora, aunque siga inclinándome siempre hacia los bordes.
Y el tono general del blog también sigue siendo el que elijo. Nunca quise que fuera literario, ni tampoco periodístico. Ni simplemente catártico, desde luego. Es como yo soy: ecléctico, no preocupado por la etiqueta, coherente consigo mismo.
Finalmente, hay una historia acá. Cuatro años es mucho tiempo, y es increíble la cantidad de cosas que hice, que me pasaron, que cambiaron y que no en este tiempo. Lo que aparece acá es un reflejo apenas de algunas cosas elegidas, pero es una historia. Y ha devenido, de algún modo, en parte de mí. Como un apéndice inesperado pero agradable, amistoso y cómodo.
También lo quiero porque a partir de él y de otros blogs vecinos se produjeron encuentros estupendos y nacieron amistades. No es poco.
Así que sigue. Sin prometer nada, simplemente siendo, como hasta ahora. Y con una guirnalda para celebrarlo.
28 sept 2009
Gesto
27 sept 2009
Basura
Iba trotando, feliz, por el medio de la plaza. Recién remodelada, todo nuevito, prolijo. Era una tardecita soleada de hace unos días. Cuando salgo a trotar, no llevo mp3: tengo los oídos despejados, porque se oyen pájaros, y porque además no quiero interferencias con el curso de los pensamientos. Ideas, más bien; ideas que pasan flotando por el foco de la conciencia y siguen de largo. Es un estado mental maravilloso, que sólo logro en esos momentos mientras corro. Deben ser las endorfinas, pienso, y qué bueno que existan.
Y de pronto, una voz de mujer mayor, agria, filosa, desagradable, penetra ese refugio mental diciendo:
¡Un tiro en el medio del pecho habría que darles! ¡Esos tipos no tienen remedio! ¡Mirá lo que hacen!
Idea que pasa por mi cabeza, fugazmente: ¿De qué habla? ¿Un violador?
Sigue la vieja espantosa, caminando por la plaza junto a otras tres viejas que hablan más bajo:
¡Porque mirá que tienen ahí los tachos para tirar la basura, y van y tiran los papeles en cualquier parte! No hay educación, no les importa nada. Hay que pegarles un tiro en el pecho a todos.
Y todavía me persiguen su voz y sus palabras terribles. Digo yo, ¿dónde, cómo, cuándo, algunas personas pierden así la brújula y se desorientan tanto?
¿Cómo es posible que los valores estén tan confundidos, que a una mujer le parezca sano, normal y moral matar a la gente por no usar los recipientes de residuos?
¿Cómo es posible que haya gente tan estúpidamente peligrosa?
Porque esa tipa no mata al desprolijo, pero se engancha en cuanto discurso fascista anda dando vueltas, y de un modo o de otro se las arregla para joderle la vida a mucha gente.
27 dic 2008
28 nov 2008
10 oct 2008
Recuerdo
Como sea: me es casi imposible recordar su rostro sin ayuda de fotos. Con esfuerzo reconstruyo una imagen borrosa, identificable pero difusa, y extrañamente fragmentada. Primero los ojos, la nariz. La boca y la línea de la mandíbula que siempre se me borronea hacia el mentón aparecen luego y no se terminan de unir a los demás pedazos. Las orejas, lo más claro, quedan casi flotando sin unidad con el resto. La frente cerca, pero después, no al mismo tiempo.
Eso, la fragmentación no es espacial sino temporal, un puzzle con pequeños desfasajes temporales que no termina de juntarse en el rostro completo. Y es todo lo que puedo hacer sin mirar una foto.
Pero su voz, en cambio, siempre está lista cuando la evoco. Como si fuera un eco de mi propia voz, familiar, viva. Cuando murió, yo llamaba a su celular veinte veces al día para escucharlo en el mensaje del contestador, hasta que lo dimos de baja. Y durante un tiempo las palabras se repetían en mi mente siempre iguales, con las mismas inflexiones, las mismas pausas, un mensaje impersonal desde el pasado sin destinatario definido.
Más tarde pude recuperar su voz, pero recordando frases habituales en él, giros que solía utilizar, su manera de llamarme en la intimidad.
Ahora puedo incluso imaginarlo hablando del presente, de asuntos actuales, dando opiniones y haciendo comentarios, y entonces me doy cuenta cuánto recuerdo de él. Y me emociona advertir que no lo había olvidado, y que basta evocar su voz para sentir fugazmente algo, una corriente de ternura y gratitud por tantos amorosos y difíciles años que compartimos.
3 oct 2008
Aniversario
No, no debería. Nunca le doy mucha importancia a los aniversarios; tiendo a vivir el presente mirando para adelante. Pero me fijé que la columna de la derecha empezaba en octubre de 2005, y ahí encontré el primer post, con fecha del sábado 1°.
Últimamente lo abandoné un poco, pero me sigue gustando tenerlo. Supongo que la escasez de lectores lo hace menos interesante de llevar, porque no hay mucho intercambio. Me encanta cuando encuentro comentarios, y veo que los demás entienden algo diferente de lo que pensé que se entendería. O cuando me descubren algo que yo estaba diciendo, sin saberlo.
También me resulta interesante cuando releo algunos posts al azar, y veo cuántas cosas me pasaron en este tiempo, cómo fue cambiando mi vida, y cómo algunas cosas nunca cambian.
En fin, no da como para festejarlo, pero en todo caso lo celebro.
26 sept 2008
Historias personales
Hablo de un matrimonio con una buena relación, no de una pareja en permanente crisis ni arrasada por el desamor.
Pero ahora él hace reclamos incomprensibles: “Siempre hice lo que vos quisiste, no tomé mis propias decisiones”
Oh.
Como un adolescente que se queja con su mamá.
Y ella sospecha que tal vez él nunca dejó de ser un adolescente.
Los primeros días llora, duerme, bebe, se empastilla.
Pero sólo los primeros días. Manda un mail: “J. se fue de casa”
Y la red se pone en evidencia, una vez más. Funciona. Da apoyo, escucha, calma, ofrece puntos de vista, abrazos, hombros para llorar, comprensión. La red sostiene, no deja caer. M. va a trabajar, habla, cuenta, escucha, piensa, se adapta lentamente. Empieza a aceptar, se prepara para soltar, para dejar ir. Comienza a ver su presente no sólo como un final, sino también como un principio. Y a entender lo que significa espacio, tiempo, libertad: descubre que ella también los necesita. “Ahora puedo hacer reuniones de amigas en casa”, dice.
Le cuento a N. y se maravilla. “Yo no tengo nada parecido” –dice. Siempre lo sorprende la capacidad de las mujeres para tejer esas redes, y la forma como funcionan.
Y nosotras no podemos ni imaginar el mundo sin red. Las formamos naturalmente, casi inconscientemente, en todos lados donde estamos: trabajo, cursos, barrios, clubes… Se supone que son la causa de nuestra mayor longevidad, nada menos. Pero nosotras sabemos que además, nunca podríamos hacer todo lo que hacemos si no fuera por las redes.
7 jul 2008
Sutileza
Sería como una inesperada canción
cuando el sol del invierno
casi alcanza a prometer tibieza.
O como un vuelo apenas entrevisto,
fugaz y elegante,
oscuro trazo contra el cielo gris.
También como las ondas en el agua,
alejándose del centro
cada vez más tenues,
cada vez más grandes.
Algo así, un detalle,
la finísima línea
entre lo banal y lo sublime,
una filigrana de luz,
un beso tuyo.